Nuestra escuela, que es la más antigua de la zona, está íntimamente ligada a los orígenes y aun al nombre del mismo barrio. El Colegio San Cayetano fue fundado el 25 de septiembre de 1875 como escuela rural, en los terrenos de una chacra que donó María Mercedes Córdova en 1830 a la congregación Hijas del Divino Salvador. Esta congregación nació en la Argentina, con profundas raíces latinoamericanas. Su fundadora fue María Antonia de Paz y Figueroa, oriunda de la provincia de Santiago del Estero, quién decidió continuar la obra de los jesuitas y fundando una casa de ejercicios Espirituales, ubicada en las calles Salta e Independencia de la Ciudad de Buenos Aires, y donde se conformó la Sociedad Hijas Divinas Salvador. Eran épocas de virreinato. El virrey Santiago de Liniers fue asiduo visitante de esta casa.

Muchos años después de la muerte de María Antonia, acaecida en 1799, su antiguo deseo de crear una escuela para la educación de la mujer fue plasmado por las hermanas de su congragación. Estas construyeron en 1875, en terrenos cercanos al Camino Real, una escuela rural y una capilla bajo la advocación de San Cayetano, por quién María Antonia tenía una gran devoción. Buscaron así llevar adelante el ideario que se desprende del pensamiento de la fundadora: la evangelización del pueblo desde su propia cultura y la integración social de los más pobres. La escuela fue pionera en la zona. E l lugar comenzó a ser conocido como el “Apeadero de las Monjas”, hasta que las hermanas propusieron a las autoridades designarlo Liniers, en homenaje al amigo y benefactor de la congregación. El nuevo nombre se extendió luego a la estación de ferrocarril y al barrio circundante. Cuando la Ley Avellaneda estableció los límites de la Ciudad de Buenos Aires, las hermanas cedieron las tierras para el trazado de la Avenida de Circunvalación (actual General Paz). El colegio y la capilla debieron ser trasladados al lugar que hoy ocupan, a metros del primitivo edificio. La piedra fundamental de la nueva construcción fue colocada en 1892 y ya en los comienzos del nuevo siglo se levantaron, en la calle Cuzco, el colegio y el convento, la capilla en honor a San Cayetano y la residencia veraniega del Obispo de Buenos Aires, que en la actualidad albergauna escuela pública. El patrono del pan y del trabajo María Antonia tenía una gran devoción por San Cayetano de Thiene (1480-1547), santo italiano que renunció a su título a conde para consagrarse al sacerdocio y al servicio a los pobres. Por ese motivo, las hermanas ubicaron en la primitiva capilla una talla de San Cayetano, que fue la primera imagen venerada en el barrio y que hoy se encuentra en el colegio.

Dicha imagen perteneció a María Antonia y fue traída al colegio desde la Santa Casa de Ejercicios Espirituales.

Afines del siglo XIX, los inmigrantes italianos que reconocieron al santo de su tierra, comenzaron a acercarse a la capilla e intentaron reproducir la antigua tradición europea de las peregrinaciones, reemplazando las largas distancias por la espera en la cola. La gran cantidad de fieles llevó a las autoridades eclesiásticas a enviar, en 1914, un cura párroco permanente, por lo cual la capilla se convirtió en parroquia y posteriormente en Santuario.

Al colegio que dictaba la escuela primaria creada en 1875 se le sumó, en 1949, el nivel secundario para la formación de maestras. En 1967 se construyó el natatorio, en 1969 se abrió la sección Comercial y en 1970 se crearon el Bachillerato con Orientación Docente y el nivel terciario. Desde 1979, la sección secundaria cuenta con el Régimen de Profesores Designados por Cargo Docente  (Proyecto XIII), que permite que los alumnos realicen actividades extracurriculares que implican su permanencia en el establecimiento durante un período diario más prolongado.

Actualmente, el Colegio es mixto en su 3 niveles, Inicial, Primario y Secundario.

Profundamente enraizada en su historia, la comunidad de San Cayetano sigue llevando adelante el ideario que la impulsó desde su fundación, con un proyecto educativo en constante renovación, que considera  a la escuela como un lugar privilegiado de promoción integral, mediante encuentro vivo con un patrimonio cultural cada vez más diverso.